Yo ví correr de tu niñez florida
A la sombra del bien las gratas horas,
Y ví cómo, despues, tus seductoras
Gracias, crecieron con tu dulce vida.
Te ví al amparo de celeste egida
Aprender las virtudes que atesoras,
Y ví tu puro amor en sus auroras
Cuando eras solo hermosa prometida.
Hoy que contemplo en tu serena frente
Que nunca el tiempo marchitó en su giro,
De esposa la diadema refulgente,
¡Oh Rosa amiga! con placer te miro,
Ensalzo tus bondades reverente,
Te doy mi canto y tu virtud admiro.
|
Ésta es una página de desambiguación, una ayuda a la navegación que enumera otras páginas que comparten el mismo título. Si llegaste aquí a través de un enlace, considera por favor regresar para corregirlo, de modo que apunte a la página apropiada de esta lista. |