INÉS.

La Africana

¡Cómo pudo escuchar Vasco de Gama

Sin caer á tus pies, de amor rendido,

Aquel sublime adios, aquel gemido

Que en vivo fuego el corazón inflama!

Tórtola triste que su bien reclama

Cuando contempla su desierto nido,

No se queja cual tú, ni es tan sentido

Su dulce acento, si á su dueño llama.

Lluvia de perlas en cristal sonoro

Son las notas, Inés, de tu garganta;

Divino arpegio que á su lira de oro

Arranca el ángel que al Señor levanta

La hermosa voz en el celeste coro,

Y su poder y su grandeza canta.