LA COQUETA.

No es mentira, no lo es, que las sirenas

Hechizaban, cantando, al navegante

Que incauto las oia y delirante

De Sirenusa hollaba las arenas.

Y no es mentira, no, que entre cadenas

Cautivo se encontraba en el instante,

Y en vez de goces y cariño amante

La muerte hallaba tras agudas penas.

El que á dudarlo con teson se atreve

Y piensa de un hechizo estar seguro,

Alcanza el desengaño en tiempo breve.

Existe la sirena, yo os lo juro,

Y siempre existirá, pues es la aleve

Coqueta, del presente y del futuro.