Escena V

Alacranito, el Cortamimbres, Curianito el Nene, Doña Curiana y después Doña Orgullos y Coro de Gusanos trabajadores.

Curianito se separa apresuradamente de la Curianita Silvia al ver llegar a Alacrancito el Cortamimbres. Alacrancito es un viejo leñador que vive en el bosque y que frecuentemente baja al pueblo a emborracharse. Es glotón insaciable y mala persona. Habla con voz aguardentosa.

CURIANITO.— Seca tus lágrimas.

CURIANITA SILVIA.— Voy.

ALACRANCITO.— (Viene borracho, cantando y tambaleándose)
Que las hojitas del mastranzo
Son dulcecitas de tomar.
Tatará, tatará, tatará.

(Se rasca la cabeza con su pinza monstruosa)

Hay ganado en la cabeza.

(Cantando)

Tatará, tatará, tatará.

(Dirigiéndose a Curianito)

¡Salud, niño!

(A Silvia, moviendo cómicamente la pinza)

¡Oh alteza!
¡San Cucaracho os dé paz!

(Los otros dos personajes están molestísimos.)

¿Estorbo quizás, señores,
En este prado florido?
¿Hablan ustedes de amores
Y tratan de hacerse un nido?
Si os molesto, yo me voy.

(Guiñando maliciosamente y dándole a Curianito con la pinza en el vientre.)

Para que os podáis besar.

CURIANITO.— (Muy enfadado.)
Puedes quedarte.

ALACRANCITO.— Me estoy.

CURIANITA SILVIA.— ¡Qué impertinente!

ALACRANCITO.— Gozar
Del amor en primavera.
Tú eres poeta, habrás visto
Cómo está la sementera.

CURIANITO.— (Indignado.)Cállate ya.

ALACRANCITO.— ¡Si no chisto…!
¡Si uno no sabe ni hablar!
Me he criado en familia,
En medio de un olivar…

CURIANITA SILVIA.— (Muy triste.)
¡Ay!

ALACRANCITO.— ¿Qué os pasa, linda negra?

CURIANITA SILVIA.— Nada.

ALACRANCITO.— ¿Nada? ¡Tiene gracia!
¿Os molesta vuestra suegra?

CURIANITA SILVIA.— ¡Imbécil!

ALACRANCITO.— (Muy serio.)
La alistogracia
También tiene sus pesares.
Tengo mi filosofía,
Pues son muchos los azares.
De esta larga vida mía.
Y aunque pobre soy decente.
¿Que me emborracho?... Pues bien:
¿No se emborracha la gente?
Yo soy un viejo inocente.

CURIANITO.— (Aparte.)
Un canalla.

CURIANITA SILVIA.— Un glotón.

ALACRANCITO.— ¿Quién
Sus defectos no pregona?
Me gusta mucho comer
Toda clase de [...],
Pero soy buena persona.

CURIANITO.— Calla y vete a tu bosque.

CURIANITA SILVIA.— Déjanos ya, hermano.

ALACRANCITO.— (Impertérrito y relamiéndose de gusto.)
Ahora mismo me acabo de comer un gusano
Que estaba delicioso, blando y dulce, ¡qué rico!
A su lado tenía la cría, un nene chico,

(Silvia y Curianito se horrorizan)

Que no quise comer, me daba repugnancia.

CURIANITA SILVIA.— ¡San Cucaracho mío!

CURIANITO.— ¿Por qué causaste mal?

ALACRANCITO.— (Entusiasmado y sin oír.)
Y no me comí al nene por estar en lactancia.
Y a mí me gustan grandes, ¡que sepan!

CURIANITO.— ¡Criminal!
Tú no sabes, infame, que un hogar has deshecho
Matando al gusanito para te alimentar.

ALACRANCITO.— Si tú quieres, me doy buenos golpes de pecho,
y que San Cucaracho me perdone.

CURIANITO.— Matar

es un pecado grave que no perdona él.

CURIANITA SILVIA.— ¡Ay, pobre gusanito sin madre!

ALACRANCITO.— (Irónico.)
¡Ay poetas!,
¡Si supierais lo dulce que tenía la piel!

CURIANITO.— ¡Me indignas!

CURIANITA SILVIA.— (Con fuerza.)
¡Qué canalla!

ALACRANCITO.— (Relamiéndose.)
Tened las lenguas quietas,
Que estáis muy comestibles ambos a dos.

CURIANITA.— (Corriendo a refugiarse en la casa de Doña Curiana. )
¡Qué miedo!

CURIANITO.— (Asustadísimo, se esconde detrás de la piedra en que estaba sentado.)
¡Alacrancito¡

ALACRANCITO.— Como
Vuestra carne y me quedo
Tan ancho como estaba.
Mas no temáis, que yo
Respeto a mis antiguos
Amigos.

(Salen de la cuevecita Curiana, que llega cojeando y hecha una furia, y Silvia, asustadísima y llorando.)

DOÑA CURIANA.— (A voces.)
¡Gran bribón!
¡Borracho empedernido!
¡Qué susto les has dado!

ALACRANCITO.— (Con la risa del conejo.)
Pura broma, señora.

DOÑA CURIANA.— (Dirigiéndose a Curianito.)
¡Ay, cómo te has quedado!
¡Hijo mío! ¡Canalla!
¡Pobre Silvia¡

ALACRANCITO.— (Aparte.)
Con ganas
Comería sus patas.

DOÑA CURIANA.— !Infame!

ALACRANCITO.— Por las canas
Por las canas
Os respeto, señora...

(Dirigiéndose a Curianito)

No temas, Curianito.

CURIANITO.— (Muy receloso.)
No temo.

DOÑA CURIANA.— (Furiosa. Aparte, con Silvia.)
Imposible.

CURIANITA SILVIA.— No me quiere, repito.
Me dijo que él amaba
A una flor.

DOÑA CURIANA.— ¡El idiota!…
Mas yo haré que te quiera.

ALACRANCITO.— (Cada vez más borracho, a Curianito.)
Tenía una pata rota
Y yo me la comí.
Era una hermosa araña.

(Riendo a carcajadas)

¡Estaba tan sabrosa…!

(Curianito, que no le llega el corazón al cuerpo habla con voz temblorosa a causa del miedo horrible que siente a ser devorado por aquella pantera en forma de Alacrán.)

CURIANITO.— ¿Cómo te diste maña
Para cogerla?

ALACRANCITO.— (Echándose encima de Curianito.)
Así.

CURIANITO.— (Gritando)
Ay, madre, que me mata!

(Se deshace del Alacrán y huye con su Madre)

DOÑA CURIANA.— (Embarracada.)
¡Vete, bandido infame!

ALACRANCITO.— (Tambaleándose.)
¡No seas timorata!

(Durante esta escena ha aparecido la Curiana Niña, que pasó antes con la mosca atada. Alacrancito la divisa, llega junto a ella, le arrebata la mosca y la traga.)

CURIANITA.— (Llorando a gritos.)
¡Ay mi mosca! ¡Mi mosca!

ALACRANCITO.— ¡Oh, qué rico manjar!

CURIANITA SILVIA.— (Abrazándose a Doña Curiana.)
¡¡Socorro, que nos come!!

ALACRANCITO.— (Para asustarlas, con voz cavernosa.)
¡Os voy a devorar!

CURIANITA.— (Huye despavorida.)
¡Ay madre, tengo miedo…

(Fuera de la escena se oye ruido de voces y gritos de compasión.)

CURIANITA SILVIA.— ¿Qué es?

DOÑA CURIANA.— ¿Qué pasará?

(Entra en escena un grupo de Curianas Campesinas, que traen en brazos a una Mariposa blanca con un ala rota. Viene desmayada. Las Curianas traen azadas sobre sus hombros; otras traen hoces. Con ellas viene la CURIANA NIGROMÁNTICA Todos se acercan. Alacrancito el Cortamimbres se queda tumbado en el santo suelo, ya en la cumbre de la borrachera.)

CURIANA NIGROMÁNTICA.— ¡Pobre mariposa herida!

CURIANA CAMPESINA.— Morirá.

CURIANA NIGROMÁNTICA.— Tiene muy poca vida,
pero se salvará.

CURIANA CAMPESINA.— Cayó desde la punta
de un terrible ciprés.
Se ha roto un ala.

CURIANA NIGROMÁNTICA.— ¡Pobre fantasma soñadora,
Que sabes los secretos del agua y de las flores!
¡Qué desdicha de verte morir en esta aurora
Llorada por los dulces profetas ruiseñores!

CURIANA CAMPESINA.— ¡Compasión me dio al verla tendida en la vereda!

CURIANA NIGROMÁNTICA.— ¡Qué suerte de nosotras, repugnantes y tristes!
¡Acariciar tus alas de blanquísima seda
Y aspirar el aroma del traje con que vistes!

(Doña Curiana trae de su casa unas hierbas largas y delicadísimas, con que la Curiana Nigromántica limpia las heridas de la Mariposa)

Dulce estrella caída de un ciprés soñoliento,
¿Qué amarga aurora vieron tus ojos al caer?

CURIANITO.— ¡Oh qué pena tan honda en el alma me siento!

CURIANITA SILVIA.— (A su madre, Doña Orgullos, que llega presurosa. Llorando.)
Él no me quiere, madre.

DOÑA ORGULLOS.— (Muy seca.)
¡Qué le vamos a hacer…!

CURIANITA SILVIA.— Él quiere ya a una estrella.

DOÑA ORGULLOS.— ¡Qué se habrá figurado!
¡Tan pintado y tan feo!

(Vase, volviendo la cabeza provocativamente.)

CURIANA CAMPESINA.— ¡Mirad, ha suspirado!

CURIANAS CAMPESlNAS.— ¡Abre los ojos!

LA MARIPOSA.— (Quedamente y entre sueños.)
¡Quiero volar, el hilo es largo!

CURIANA NIGROMÁNTICA.— (A Doña Curiana.)
Llevémosla a tu casa.
Sale de su letargo.

LA MARlPOSA.— El hilo va a la estrella donde está mi tesoro.
Mis alas son de plata,
Mi corazón es de oro;
El hilo está soñando
Con su vibrar sonoro…

CURIANA NIGROMÁNTICA.— Llevadla con cuidado
No le hagáis mucho daño.

(Las Curianas se llevan a la Mariposa a casa de Doña Curiana. Dirigiéndose a Doña Curiana.)

Dale rocío añejo y ponle un tibio paño
Con emplastos de ortigas y polen de azucenas.

DOÑA CURIANA.— ¿Le curará, doctora?

CURIANA NIGROMÁNTICA.— Pronto se pondrá buena.
Además le receto baños de luna y siesta,
Allá entre las umbrías de la vieja floresta.
¡Vamos a entrar a verla! ¡Es preciosa!

DOÑA CURIANA.— ¡Preciosa!

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