Zapatero.
ZAPATERO. Sí, sí, canallas... pero pronto ajus- taré cuentas con todos y me las pagarán... ¡Ay, casilla mía, qué calor más agradable sale por tus puertas y ventanas!; ¡ay, qué terribles para- dores, qué malas comidas, qué sábanas de lien- zo moreno por esos caminos del mundo! ¡Y qué disparate no sospechar que mi mujer era de oro puro, del mejor oro de la tierra! ¡Casi me dan ganas de llorar!