Estío

Ceres ha llorado

sus lágrimas de oro.

Las profundas heridas

de los arados

han dado racimos

de lágrimas.

El hombre bajo el sol

recoge el gran llanto

de fuego.

El gran llanto de Cristo

recién nacido.

(Cruz,

aspa,

llama.)

Ceres está muerta

sobre la campiña,

su pecho

acribillado de amapolas,

su corazón

acribillado de cigarras. 

 

 

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