Noche

Noche de flor cerrada y vena oculta,

—almendra sin cuajar de verde tacto—,

noche cortada demasiado pronto,

agitaba las hojas y las almas.

Pez mudo por el agua de ancho ruido,

lascivo se bañaba en el temblante,

luminoso marfil, recién cortado

al cuerno adolescente de la luna.

Y si el centauro canta en las orillas

deliciosa canción de trote y flecha,

ondas recojan glaucas sus acentos

con un dolor sin límite, de nardos.

Lyra bailaba en la fingida curva,

blanco inmóvil de inmóvil geometría.

Ojos de lobo duermen en la sombra

dimitiendo la sangre de la oveja.

En lado opuesto, Filomela canta,

humedades de yedras y jacintos,

con una queja en vilo del Sur loco,

sobre la flauta fija de la fuente.

Mientras en medio del horror oscuro,

mintiendo canto y esperando miedo,

voz inquieta de naufrago sonaba.

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