Lirios de espuma cien y cien estrellas
bajaron a la ausencia de las ondas.
Seda en tambor, el mar queda tirante,
mientras Favonio suena y Tetis canta.
Palabras de cristal y brisa oscura,
redondas sí, los peces mudos hablan.
Academia en el claustro de los iris
bajo el éxtasis denso y penetrable.
Llega bárbaro puente de delfines
donde el agua se vuelve mariposas,
collar de llanto en las arenas finas,
volante a la sin brazos cordillera.