Primera parte

en la primavera de la niñez y en el estio de la juventud
a don pablo de parada,
caballero de cristo, general de la artilleria y gobernador de tortosa

Si mi pluma fuera tan biencortada como la espada de V. S. es cortadora, aun pareciera escusable la ambición del patrocinio: ya que no llegue á tanto, solicita una muy valiente defensa. Nació con V. S. el valor en su patria Lisboa, creció en el Brasil entre plausibles bravezas y ha campeado en Cataluña entre célebres victorias.

Rechazó V. S. al bravo mariscal de la Mora en los asaltos, que dió á Tarragona por el puesto de San Francisco, que V. S. con su tercio y su valor tan bizarramente defendió. Desalojó después al que llamaban el invencible conde de Arcuhurt, sacándole de las trincheras sobre Lérida acometiendo con su regimiento de la Guarda el fuerte Real, que ocupó y defendió contra el general recelo. Y de esta calidad pudiera referir otras muchas facciones, aconsejadas primero de la prudencia militar de V. S. y ejecutadas después de su gran valor. Emula dél la felicidad, le asistió á V. S. siendo General de la flota para que la condujese España con tanta prosperidad y riqueza Y de aquí se ha ocasionado aquella altercación entre los grandes Ministros, es V. S. mejor para las armadas de mar ó para las de tierra, siendo eminente en todas. Por no hacer sospechosas estas verdades, aunque tan sabidas, con el afecto de amigo, quisiera hablar por boca de algún enemigo; pero ninguno le hallo á V. S. Sólo uno que, para desconocer obligaciones, quiso afectarlo, no pudo. Pues él mismo decía ¡brava cosa! que: "Quisiera decir mal deste hombre y no hallo qué poder decir".

Pero lo que yo más celebro es que, siendo V. S. hombre tan sín embeleco, se haya hecho lugar en la mayor estimación de nuestro siglo.

El cielo la prospere. B. L. D. á V. S. su más apasionado.

LORENZO GRACIAN

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