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En tanto que se hacían los preparativos, atrincheróse Psaménito, hijo de Amasis, cerca de la boca del Nilo que llaman Pelusia, esperando allí a Cambises, pues éste, al tiempo de invadir con sus tropas el Egipto, no encontró ya vivo a Amasis, el cual acababa de morir después de un reinado feliz de 44 años, en que jamás le sucedió desventura alguna de gran monta. Su cadáver embalsamado se depositó en la sepultura que él mismo se había hecho fabricar en un templo durante su vida. reinando ya su hijo Psaménito en Egipto, sucedió un portento muy grande y extraordinario para los egipcios, pues llovió en su ciudad de Tebas; donde antes jamás había llovido, ni volvió a llover después hasta nuestros días, según los mismos tebanos aseguran. Es cierto que no suele verse caer una gota de agua en el alto Egipto, y sin embargo, caso extraño, vióse entonces en Tebas caer el agua hilo a hilo de los cielos.

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