De este modo los persas se escaparon huyendo, y los escitas quedaron segunda vez burlados, buscando en balde a los enemigos. De aquí, hablando los escitas de los jonios, suelen con gracia atribuirles dos propiedades; una, que los jonios para libres son los hombres más viles, ruines y cobardes del mundo; otra, que para esclavos son los más amantes de sus amos que darse pueden y los menos amigos de huir. Tales son las injurias que contra ellos suelen lanzar los escitas.