Mientras que marcharon los persas por la tierra de los escitas y por la de los Saurómatas nada hallaban que arruinar en un país desierto y desolado. Pero venidos a la provincia de los budinos, encontrando allí una ciudad de madera que habían dejado vacía sus mismos vecinos, la pegaron fuego. Hecha esta proeza, continuaban en ir adelante, siguiendo la marcha de los escitas, hasta que, atravesada ya aquella región, se hallaron en otra desierta, totalmente despoblada y falta de hombres, que cae mas allá de la de los budinos y tiene de extensión siete días de camino. Mas allá de este desierto viven los Tisagetas, de cuyo país van bajando cuatro ríos llamados el Lico, el Oaro, el Tanais y el Sirgis, que corren por la tierra de los Meotas y desaguan en la laguna Meotis.