Dada a los muertos sepultura, tomaron los griegos en Platea, de común acuerdo, la resolución de llevar las armas contra Tebas para pedir a los tebanos les entregasen los partidarios de los medos, mayormente los caudillos principales de la facción, que eran Limegenides y Atagino; y en caso de que se negasen ellos a la entrega, de no marcharse de allí sin haber tomado dicha plaza a viva fuerza. Once días después de la famosa batalla, presentándose los griegos delante de Tebas, la pusieron sitio y pidieron se les entregasen dichos hombres. Pero viendo que no accedían a ello los tebanos, empezaron a devastarles el país, y apretando más el sitio, asaltaban la plaza con más empeño.