De un modo semejante los espartanos, como necesitaban tanto del agorero Tisameno, le otorgaron todo cuanto les pedía. Emprendió, pues, este adivino, Eleo de nacimiento y espartano por concesión, en compañía de sus lacedemonios, cinco aventuras y contiendas de gravísima consideración. Ello es así que estos dos extranjeros fueron los únicos que lograron el beneficio de volverse espartanos con todos los privilegios y prerrogativas de aquella clase. Por lo que mira a las cinco contiendas del oráculo, fueron las siguientes: una, y la primera de todas, fue la batalla de Platea, de que vamos hablando, la segunda la que en Tegea se dio después contra los tegeanos y argivos, la tercera la que en Dipees se trabó con los arcades todos, a excepción de los de Mantinea; la cuarta en el Istmo, cuando se peleó contra los Mesenios; la quinta fue la acción tenida en Tanagra contra los atenienses y argivos, que fue la última de aquellas cinco bien reñidas aventuras.