XXXVI

Era, pues, entonces el mismo Tisameno el adivino que en Platea servía a los griegos conducidos por los espartanos. Y en efecto, las víctimas sacrificadas eran de buen agüero para los griegos, en caso de que invadidos se mantuvieran a la defensiva; pero en caso de querer pasar el Asopo y embestir los primeros, eran las señales ominosas.

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