Acabada esta ceremonia religiosa, empezó a desfilar el ejército: la infantería y toda la caballería por el puente que miraba hacia el Ponto, y por el que estaba a la parte del Egeo los bagajes y gente de la comitiva. Iban en la vanguardia diez mil persas, todos ellos con sus coronas, y después les seguían los cuerpos de todas aquellas tan varias naciones sin separación alguna. Estos fueron los que pasaron aquel primer día: al siguiente fueron los primeros en verificarlo los caballeros y los que llevaban sus lanzas inclinadas hacia abajo, coronados también todos ellos: pasaban después los caballos sagrados y el carro sacro, al que seguía el mismo Jerjes y los alabarderos y los mil soldados de a caballo, después de los cuales venía lo restante del ejército. Al mismo tiempo fueron pasando las galeras de una a otra orilla; si bien a ninguno he oído que el rey pasó el último de todos.