Pasado Jerjes a la Europa, estuvo mirando desfilar a su ejército compelido de los oficiales con el azote en la mano, paso en que se emplearon siete días enteros con sus siete noches, sin parar un instante sólo. Dícese que después que acabó Jerjes de pasar el Helesponto, exclamó uno de los del país: «¡Oh Júpiter! ¿a qué fin tú ahora en forma de persa, tomado el nombre de Jerjes en lugar del de Jove, quieres asolar a la Grecia conduciendo contra ella todo el linaje humano, pudiendo por ti sólo dar en el suelo con toda ella?»