LVII

Pasado ya todo el ejército, al ir a emprender la marcha, sucedióles un portento considerable, si bien en nada lo estimó Jerjes, y eso siendo de suyo de muy interpretación. El caso fue que de una yegua le nació una liebre, se ve cuán natural era la conjetura de que en efecto conduciría Jerjes su armada contra la Grecia con gran magnificencia y jactancia, pero que volvería pavoroso al mismo sitio y huyendo más que de paso de su ruina. Y no fue sólo este prodigio, pues otro le había ya acontecido hallándose en Sardes, donde una mula parió otra, y ésta monstruo hermafrodita, con las naturas de ambos sexos, estando la de macho sobre la de hembra.

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