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Habiendo así hablado y cumplido su promesa, continuó su viaje. Pasado que hubo por una ciudad de los frigios llamada Anaya, y por cierta laguna de donde se extrae sal, llegó a Colosas, ciudad populosa de la Frigia, donde desaparece el río Lico metido por unos conductos subterráneos, y salido de allí a cosa de cinco estadios, corre también a confundirse con el Meandro. Moviendo el ejército desde Colosas hacia los confines de la Frigia y de la Lidia, llegó a la ciudad de Cidrara, en donde se ve clavada una columna mandada levantar por Creso, en que hay una inscripción que declara dichos confines.

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