Luego que dejando la Frigia entró el ejército por la Lidia, dio con una encrucijada donde el camino se divide en dos, el uno a mano izquierda lleva hacia la Caria, el otro a mano derecha tira hacia Sardes, siguiendo el cual es forzoso pasar el río Meandro y tocar en la ciudad de Calatebo, donde hay unos hombres que tienen por oficio hacer miel artificial sacada del tamariz y del trigo. Llevando Jerjes este camino, halló un plátano tan lindo, que prendado de su belleza, le regaló un collar de oro, y lo señaló para cuidar de él a uno de los guardias que llamaban los Inmortales; y al día siguiente llegó a la capital de la Lidia.