Lo primero que hizo Jerjes llegado a Sardes fue destinar embajadores a la Grecia, encargados de pedir que le reconociesen por soberano con la fórmula de pedirles la tierra y el agua y con la orden de que preparasen la cena al rey, cuyos embajadores envió Jerjes a todas las ciudades de la Grecia menos a Atenas y Lacedemonia. El motivo que tuvo para enviarles fue la esperanza de que atemorizados aquellos que no se habían antes entregado a Darío cuando les pidió la tierra y el agua, se le entregarían entonces; y para salir de esta duda volvió a repetir las embajadas.