CXIV

Durante el tiempo en que iba Mardonio escogiendo la tropa más gallarda del ejército, manteniéndose todavía Jerjes en la Tesalia, llególes a los lacedemonios un oráculo de Delfos, que les mandaba pidiesen a Jerjes satisfacción por la muerte de Leonidas, y recibiesen la que él les diera. Los espartanos, sin más dilación, destinaron un rey de armas, quien habiendo hallado todo el ejército parado todavía en Tesalia, se presentó al rey, y le dio la embajada: —«A vos, rey de los medos, piden los lacedemonios en común, y los Heráclidas de Esparta en particular, que les deis la satisfacción correspondiente por haberles vos muerto a su rey que defendía a la Grecia.» Dio Jerjes una gran carcajada, y después de un buen rato, apuntando con el dedo a Mardonio, que estaba allí a su lado: —«Mardonio, le dijo, les dará sin duda alguna la satisfacción que les corresponda.» Encargóse el enviado de dar aquella respuesta, y se volvió luego.

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