Con estas razones de Temístocles iba desimpresionándose Euribiades; y lo que a mi juicio le hacía mudar de dictamen, era particularmente el miedo de que les dejarían los atenienses si retiraba la armada hacia el istmo; tanto más, cuanto dejándoles ellos, no tendrían los demás fuerzas bastantes para entrar en batalla con el enemigo. Su dictamen, en suma, fue que se diese allí la batalla.