LXIV

Después que se hubieron encontrado de pareceres en esta reyerta sobre quedarse o no en Salamina, cuando vieron la resolución de Euribiades, empezaron a prepararse para entrar allí mismo en combate. Vino el día, y en el punto de salir el sol sintióse un terremoto de mar y tierra. Parecióles a los griegos que no sólo sería bien acudir a los dioses con sus oraciones y votos, sino también llamar a los Eácidas en asistencia y compañía suya, y así lo ejecutaron; porque habiendo hecho sus ruegos a todos los dioses, tomaron de Salamina misma a Eante y a Telamon, y enviaron a Egina una nave para traer a Eaco y a los demás Eácidas.

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