VIII

Mientras que se hacía aquella reseña de la armada, hallándose en el campo cierto Escilias, escioneo, el mejor buzo que entonces se conocía (como lo mostró bien en el naufragio sucedido en las costas de Pelio, en que sacando salvas del profundo grandes riquezas para los persas, supo para sí acumular también muchas); hallándose, repito, resuelto de muchos días atrás a pasarse a los griegos sin haber podido hallar modo de hacerlo aprovechóse, entonces de la ocasión de la reseña. De qué manera desde allí se pasase a los griegos, confieso que no acabo de entenderlo, y mucho me maravillara de lo que se dice sobre la habilidad del buen buzo, si lo tuviera por verdadero; pues corre la voz de que echándose al mar, y partiéndose de Efetas, no paró hasta llegar a Artemisio, pasando bajo del agua, como si nada fuera, 80 estadios de mar. Mil maravillas más son las que se cuentan de aquel hombre, que parte son muy parecidas a la fábula, parte quizá serán verdaderas. Mi voto acerca de este punto no es otro sino que llegaría en algún barco a Artemisio. Lo cierto es que, llegado allá, dio cuenta a los generales griegos del naufragio padecido y de las naves destinadas a dar la vuelta a Eubea.

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