XCVIII

Yo no sé que pueda hallarse de nubes abajo cosa más expedita ni más veloz que esta especie de correos que han inventado los persas, pues se dice que cuantas son en todo el viaje las jornadas, tantos son los caballos y hombres apostados a trechos para correr cada cual una jornada, así hombre como caballo, a cuyas postas de caballería ni la nieve, ni la lluvia, ni el calor del sol, ni la noche las detiene, para que dejen de hacer con toda brevedad el camino que les está señalado. El primero de dichos correos pasa las órdenes o recados al segundo, el segundo al tercero, y así por su orden de correo en correo, de un modo semejante al que en las fiestas de Vulcano usan los griegos en la corrida de sus lámparas. El nombre que dan los persas a esta corrida de postas de a caballo es el de Angareyo.

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