Luego que se dio a los griegos la primera señal para cerrar, dirigidas las proas contra los bárbaros, volvieron las popas hacia el medio del circulo que formaron, y a la segunda señal que se les hizo, emprendieron el ataque, bien que reducidos dentro de un espacio muy corto, y embistieron de frente al enemigo. Apresaron allí treinta naves de los bárbaros, e hicieron prisionero a Fileon, hijo de Querbis y hermano de Gorgo, rey de los Salaminios, sujeto de cuenta y reputación en la armada enemiga. El primero entre los griegos que apresó una galera a los contrarios y que se llevó la palma de aquella refriega fue el ateniense Licomedes, hijo de Escreas. La noche, que sobrevino, dividió a los que combatían en aquella batalla marítima con fortuna varia y victoria indecisa. Los griegos dieron la vuelta a su Artemisio, y los bárbaros a su Efetas, habiéndoles salido el choque muy al revés de lo que se prometían. Durante este combate no hubo otro griego de los que servían al rey que se pasase a los griegos sino sólo el lemnio Antidoro, a quien en recompensa de este beneficio dieron los atenienses su porción y heredad en Salamina.