XXI

Mientras que en esto se ocupaban, llegósele la atalaya que tenían en Traquina, pues que los griegos no sólo en Artemisio habían puesto por atalaya a Polias, natural de Anticira, con un barco pronto y prevenido para dar aviso a los de Termópilas, en caso de que tuviese su armada algún encuentro y fracaso con la enemiga, sino que se hallaba del mismo modo cerca de Leonidas con una galeota de 30 remos a punta el ateniense Abrónico, hijo de Lisicles, para informar luego a los que estaban en Artemillo de cualquiera novedad que sucediese a las tropas de tierra. Fue, pues, dicho Abrónico la atalaya que viniendo dio cuenta de lo sucedido a Leonidas y a su gente. Al oír los griegos aquella nueva, no pensaron en dilatar un punto la retirada, sino que por el orden en que se hallaban anclados, empezaron a partirse los primeros los de Corinto, los últimos los de Atenas.

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