Estoicismo - Lógica estoica

30. Dicen, pues, los estoicos, que la filosofía se divide en tres partes, a saber: en natural, moral y racional o lógica. Así la dividió el primero de todos Zenón Citio en el libro Del discurso (478), y después Crisipo en su libro I Del discurso y en la primera parte de su Física; Apolodo Efilo en el libro I de su Introducción a los dogmas; Eudromo en sus Elementos de moral; Diógenes Babilonio y Posidonio. Apolodoro llama lugares a dichas tres partes; Crisipo y Eudromo las llaman especies; los demás, géneros. Comparan la filosofía a un animal, a saber: la racional a los huesos y nervios; la moral a la carne, y la natural o física al alma. También la comparan a un huevo, esto es, lo exterior es la lógica o racional; lo que se le sigue, la moral; y la física o natural, lo del centro. Asimismo, a un campo fecundo, pues las cercas son la lógica; los frutos la moral, y el terreno o las plantas son la física. Finalmente la comparan a una ciudad murada y gobernada por la razón.

31. No prefieren una a otra ninguna de estas partes, según algunos de ellos escriben, sino que las mezclan y las enseñan unidas. Otros ponen primero la lógica, segundo la física, y tercero la moral: de éstos es Zenón en el libro Del discurso, Crisipo, Arquidemo y Eudemo. Pero Diógenes Tolemaico empieza por la moral; Apolodoro la pone por segunda; y Panecio con Posidonio comienzan por la física. Así lo dice Fanias, familiar de Posidonio, en el libro I de la obra titulada De las escuelas de Posidonio.

32. Cleantes hace seis partes, que son: dialéctica, retórica, moral, civil, física y teológica. Otros, como Zenón Tarsense, dicen que éstas no son partes del discurso, sino de la misma filosofía. Algunos dicen que la parte lógica o racional se divide en dos disciplinas, que son retórica y dialéctica, a las cuales hay quien añade otra especie llamada definitiva, que versa sobre las reglas y juicios. Otro aun dividen esta definitiva; pues de las reglas y juicios toman todavía para hallar la verdad (dirigiendo por ello la diferencia de las ideas) (479), como también para conocerla, puesto que las cosas se comprenden por sus nociones. Que la retórica es el arte de decir bien en discurso dilatado; y la dialéctica, el de disputar rectamente por preguntas y respuestas; por lo cual la definen también: ciencia de lo verdadero, de lo falso y de lo dudoso (480). Que la retórica misma se divide en tres partes: una es la consultiva (481), otra la judicial, y otra la encomiástica (482). Divídenla también en invención, elocución, disposición y acción. Que la oración retórica consta de exordio, narración, confutación y epílogo. Que la dialéctica se divide en dos lugares, a saber: en el lugar de las cosas que se significan, y en el de la voz. Que el lugar de las cosas que se significan se divide en lugar de fantasías o imágenes, en lugar de las cosas dimanadas de ellas, expuestas por palabras, por axiomas, y otras perfeccionadas por sí mismas, por predicamentos y semejantes rectos y pasivos, géneros y especies; y en lugar que trata de las oraciones (483), de los tropos, de los silogismos y de los sofismas nacidos de voces y cosas. De éstos son las proposiciones (484) falsas, las verdaderas y las negativas, los sorites y otros semejantes, los defectuosos, los ambiguos, los concluyentes o terminantes, los ocultos, los cornutos, los outidas y los segadores (485).

33. Que la dialéctica tiene un lugar propio de la voz misma, según ya dijimos, en el cual se demuestra la voz escrita, y las partes del razonamiento (486), el solecismo y barbarismo, los poemas (487), las anfibologías, la dulzura de la voz misma en la música, y aun, en sentir de algunos, sus terminaciones, divisiones y palabras. Utilísima, dicen, es la teoría de los silogismos; pues manifiestan lo demostrativo, son muy conducentes para rectificar los dogmas, indican el orden y confirman fuertemente la memoria. Que la oración o razonamiento mismo (488) es un complejo de ilaciones; y el silogismo es un razonamiento (489) puesto en forma, constante de las mismas ilaciones. Que la demostración es un raciocinio (490) que en todas las cosas colige de lo más comprensible lo difícil de comprender. Que la fantasía es una impresión en el ánimo, y toma el nombre propiamente por traslación de las figuras de sellos impresas en cera; pero que hay una fantasía comprensible, y otra incomprensible. La comprensible, que dicen es el juicio o criterio de las cosas, es producida por un objeto existente y según es en sí, impresa y grabada profundamente. La incomprensible es la que o no dimana de objeto existente, o si dimana, no tiene la matriz o molde acomodado a él, ni menos es su copia.

34. Que la dialéctica es necesaria, y una virtud especial que contiene otras virtudes. Que el evitar la caída es ciencia que enseña cuándo conviene consentir y cuándo no. Que la circunspección y prudencia es una fuerte razón (491) para lo verosímil, a fin de no ceder fácilmente a ello. Que la irreprensibilidad tiene fuerza en la oración para no dejarnos llevar a cosas en contrario. Que la exclusión de la vanidad es un hábito que sujeta la fantasía a la recta razón. Que la ciencia o es una comprensión cierta, o un hábito que en la recepción de las fantasías o imágenes no se aparta de la razón. Que el sabio, sin la teoría de la dialéctica, no dejará de errar en el razonamiento; pues por ella se discierne lo verdadero de lo falso, lo probable de lo dicho anfibológicamente. Que sin ella no hay camino para preguntar y responder, y su ignorancia causa la precipitación que vemos en las enunciaciones y demás operaciones; de manera que todo se vuelve futilidad y desorden en los que no tienen ejercitadas las imaginaciones o fantasías. Que el hombre sin dialéctica no será agudo, grave en el decir, perspicaz ni sabio, ni menos podrá parecerlo; pues de uno mismo es el hablar y pensar rectamente, el disputar de lo que se lo propone, y responder a lo que se le pregunta; las cuales cosas son propias del hombre práctico en la dialéctica.

35. Esto es sumariamente lo que sintieron acerca de la racional o lógica; pero yo pondré también en particular lo perteneciente a la arte institutiva de ellos, conforme lo trae Diocles de Magnesia en su Discurso (492) de los filósofos, diciendo: «Los estoicos tratan primero de lo perteneciente a la fantasía y al sentido, en cuanto es el criterio con que se conoce la verdad de las cosas, el cual es la fantasía misma; y en cuanto el raciocinio acerca del asenso, de la comprensión, y de la inteligencia que precede a todo lo demás, no puede subsistir sin la fantasía. Precede, pues, la fantasía, y luego viene el entendimiento, que enuncia lo que ha recibido de la fantasía, y lo produce por palabras o discurso. Dicen que fantasía y fantasma se diferencian; pues fantasma es visión del entendimiento, como las que tenemos soñando; y fantasía es una impresión que se hace en el alma, a saber, mutación, como se explica Crisipo en el libro XII Del Alma. Esto no se ha de entender que la impresión es como la de un sello material, pues con éste no pueden hacerse muchas impresiones en una cosa misma; sino que se entiende que fantasía es la impresa, grabada y sellada por quien existe y según existe, cual ciertamente no la produciría quien no existe.

36. »Según ellos, unas de estas fantasías son sensibles, y otras no. Son sensibles las que se perciben por el órgano u órganos sensorios; y no sensibles son las cosas que sólo se perciben por la muerte; v.gr., las incorpóreas y demás, sólo comprensibles por la razón. Las fantasías sensibles las producen y hacen cosas existentes por semejanza y asenso. De estas fantasías hay también algunas aparentes o manifiestas, como las producidas por objetos existentes. Hay asimismo fantasías racionales, y las hay irracionales. Racionales son las de los animales racionales; irracionales las de los animales irracionales. Las racionales son o se llaman pensamientos; las irracionales no tienen nombre. Hay unas artificiales, y otras sin arte; pues de un modo considera una imagen el artífice, y de otro el no artífice.

37. »Sensibilidad, según los estoicos, se llama un espíritu que, tomando origen de la parte principal (493), se extiende y llega hasta los sentidos, hasta la percepción que éstos hacen, y hasta los órganos sensorios (de quienes hay algunos débiles); y la operación o acción se llama sensación o sentido. La percepción o comprensión dicen estos filósofos que se hace por la sensación o sentido, v.gr., lo blanco y lo negro, lo escabroso y lo liso; y por ilación de raciocinio, v.gr., la existencia y providencia de los dioses. Que de las cosas que se entienden, unas se entienden por incidencia, otras por semejanza, otras por analogía, otras por metátesis (494), otras por síntesis (495), y otras por contrariedad. Por incidencia se entienden las cosas sensibles; por semejanza se entienden a causa de otra cosa adyacente, v.gr., Sócrates se conoce por su retrato: por analogía se conocen a causa del aumento, v.gr., Ticio y Cíclope; y a causa de la disminución, v.gr., un pigmeo. También el centro de la tierra se conoce por analogía con otros globos menores. Por metátesis, v.gr., considerándonos los ojos puestos en el pecho. Por síntesis se entienden a la manera que entendemos el hipocentauro. Y por contrariedad, como entendemos la muerte. También se entienden algunas cosas por transición, v.gr., los dichos o palabras, y el lugar. Aun naturalmente se entiende y conoce lo justo y lo bueno; y por privación, v.gr., un manco.» Éstos son los dogmas que enseñan acerca de la fantasía, del sentido y de la inteligencia.

38. Por criterio de la verdad constituyen la comprensión de la fantasía, a saber, la que dimana de objeto existente, como dice Crisipo en el libro XII de Física, Antípatro y Apolodoro. Boeto estableció muchos de estos criterios, que son: el entendimiento, el sentido, el deseo y la ciencia; pero Crisipo se aparta de él en el libro I Del discurso (496), estableciendo por criterios de la verdad el sentido y la prolepsis, o sea anticipación; puesto que la prolepsis es una inteligencia natural de las cosas en común o universalmente. Otros estoicos más antiguos dejaron establecido que la recta razón es el criterio de la verdad: así lo dijo Posidonio en el libro Del criterio.

39. La especulación o teoría de la dialéctica sienten muchos unánimemente que toma principio del lugar de la voz. La voz es el aire herido, o bien el mismo sentido del oído, como dice Diógenes Babilonio en su libro Del arte de la voz. La voz del animal es el aire herido con furia; pero la del hombre es ordenada y sale de la mente, según dice Diógenes, la cual se perfecciona desde el año catorce de edad. Los estoicos dicen que la voz es cuerpo, según escriben Arquedemo en el libro De la voz, Diógenes, Antípatro y Crisipo en el libro II de su Física; porque todo agente es cuerpo, y la voz es agente, puesto que de los que hablan pasa a los que oyen.

40. La palabra o dicción según los estoicos es, como dice Diógenes, una voz literata o articulada, v.gr., de día: es; pero la oración es voz significativa precedente del entendimiento. El dialecto es la dicción expresada o figurada, sea extraña o sea griega; o bien una dicción o palabra, determinada según algún dialecto, v.gr., la voz Θάλαττα (Thálatta) en dialecto ático (497), y en el jónico la palabra ΄Ημέρη (hemére). Los elementos de la dicción son las 24 letras. La letra se denomina de tres modos, a saber: letra, carácter y nombre, v.gr., ΄΄Αλφα (Alpha). Hay siete letras vocales, que son: α, ε, η, ι,ο, υ, ω. Mudas hay seis: Β, γ, δ, χ, π, τ.

41. La voz y la palabra son cosas diversas, pues voz lo es aún cualquier sonido o eco; pero palabra lo es sólo la voz bien articulada. También la palabra se diferencia del razonamiento, pues éste es siempre significativo, y hay palabras que nada significan, v.gr., Blitri. No así el discurso o razonamiento. Diferéncianse también el decir y el pronunciar, pues se pronuncian las voces; se dicen las cosas que pueden ser dichas. Las partes de la oración son cinco (como dice Diógenes en el libro De la voz, y Crisipo): nombre, apelación, verbo, conjunción y artículo. Antípatro en sus libros De las dicciones y cosas que se dicen añade otra parte que llama media. La apelación es, según Diógenes, una parte de la oración que significa cualidad común, v.gr., hombre, caballoEl nombre es una parte de la oración que expresa cualidad propia o peculiar, v.gr., Diógenes, Sócrates. El verbo es una parte de la oración que significa un predicado simple, v.gr., Diógenes, o, como quieren algunos: elemento de la oración, sin casos, que significa alguna cosa compuesta o coordinada de uno o de muchos, v.gr., escribo, digo. La conjunción es una parte de la oración, sin casos, que une las otras partes de la oración. Y el artículo es un elemento o parte de la oración, con casos, que distingue los géneros y números de los nombres, v.gr., ό, ή, τό, οί, αί, τά: el, la, lo, los, las, los.

42. Los dotes de la oración son cinco: helenismo, evidencia, brevedad, congruencia y artificio (498). El helenismo o grecismo es la locución o frase correcta según arte, nada común o vulgar. La evidencia es cuando decimos claramente lo que sentimos. La brevedad es cuando sólo decimos lo necesario para que se entienda la cosa de que tratamos. La congruencia es la dicción acomodada y propia al asunto. Y el artificio es la dicción u oración que evita el idiotismo. Entre los vicios de la oración el barbarismo es cuando se habla contra la costumbre de los griegos elegantes. El solecismo es la locución incongruamente construida y dispuesta.

43. El poema es, como dice Posidonio en su Introducción a la locución, una oración o especie de decir atado a cierta medida o número, y diferente de la prosa, v.gr., estas expresiones atadas en número: la gran tierra; el éter de Júpiter. La poesía es el poema significativo que encierra la imitación de cosas divinas y humanas.

44. La definición es, como dice Antípatro en el libro I De las definiciones, una oración que se produce o enuncia perfectamente por resolución; o bien, según Crisipo en el libro De las definiciones, es Una respuesta (499). La descripción es una oración que conduce figuradamente (500) a las cosas; o es otra definición que explica más sencillamente la fuerza de una definición. El género es colección de muchas operaciones del entendimiento (501), o nociones intelectuales, inseparables, o que no pueden quitarse, v.gr., animal, el cual comprende en particular todos los animales. Operación del entendimiento es un fantasma intelectual, que ni es ente ni cualidad, pero es como si existiera o fuera cualidad; v.gr., la representación (502) de un caballo que no está presente. Especie es la comprendida bajo del género, v.gr., hombre, que está comprendido bajo del género animal. Primer género (503) es aquél que siendo género no tiene género alguno particular y determinado, v.gr., ente. Primera especie (504) es aquella que siendo especie no tiene otras, v.gr., Sócrates. La división del género es su separación en sus especies próximas, v.gr., de los animales, unos son racionales y otros irracionales. La antidivisión es la partición del género en especies hecha en contrario y como negativamente, v.gr., de los entes, unos son buenos, otros no buenos. La subdivisión es una división después de otra, v.gr., de los entes, unos son buenos, otros no buenos; de los no buenos, unos son malos, otros indiferentes. La partición es la coordinación del género en lugares, según escribe Crinis, v.gr., de los bienes, unos son del alma, otros del cuerpo.

45. Anfibología es cuando una palabra o frase significa dos o más cosas, elegante y propiamente, y en una nación misma, de manera que juntamente se puedan unir muchos significados en una frase, v.gr., cuando decimos αΰλητρίς πέπτωχε (auletris péptoce) entienden los griegos por ella no sólo la casa cayó tres veces, sino también la tocadora de flauta cayó (505).

46. La dialéctica es, como dice Posidonio, ciencia de cosas verdaderas, falsas y neutras. Según Crisipo, versa acerca de los significantes y significados. Así lo dicen los estoicos en su Teoría de la voz. En el lugar que llaman De las cosas y significados, ponen el Tratado De las dicciones, De las cosas perfectas en sí mismas, De los axiomas y De los silogismos; como también hablan allí de los defectivos, de los predicamentos, de los rectos y de los supinos. Dicen los estoicos que palabra o dicción es la que subsiste según la fantasía o imaginativa racionalQue de estas dicciones o palabras, algunas son perfectas en sí mismas; otras defectuosas. Son defectuosas las que tienen enunciación imperfecta, v.gr., escribe; pues preguntamos quién escribe. Perfectas en sí mismas son las que tienen entera y cabal enunciación, v.gr., escribe Sócrates. Así en las locuciones defectuosas se ponen los predicamentos; y en las perfectas en sí mismas, los axiomas, los silogismos, las interrogaciones y las cuestiones. Predicamento es lo que se enuncia de alguno o la cosa compuesta de alguno o algunos, como dicen los estoicos por boca de Apolodoro; o bien, una locución defectuosa construida en caso recto para la generación del axioma.

47. De los predicamentos, unos son congruentes o congruencias, v.gr., navegar por escollos, (506). Otros predicamentos son rectos, otros supinos, otros neutros. Rectos son los construidos por uno de los casos oblicuos para generación del predicamento, v.gr., oye, ve, disputa. Supinos son los construidos por partícula pasiva, v.gr., soy oído, soy visto. Los neutros son los que no tienen uno ni otro, v.gr., saber, pasear. Los recíprocos en acción y pasión son los que están en los supinos, no siéndolo ellos. Las eficacias, o sea virtudes efectivas, son, v.gr., es rasurado; pues el que lo es se comprende o abraza él mismo (507). Los casos oblicuos son genitivo, dativo y acusativo (508).

48. Axioma es la expresión verdadera o falsa; o la cosa perfecta en sí misma, y enunciable por sí misma. Así lo dice Crisipo en sus Definiciones dialécticas por estas palabras: «Axioma es lo que se puede afirmar o negar en sí mismo, v.gr., de día es: Dión pasea.» Llámase άζίωμα (axioma) porque o se le admite y da asenso, o se le reprueba; pues quien dice de día es, tiene por cierto que es de día; luego si es de día, es verdadero su propuesto axioma; si no, falso. Son cosas diferentes el axioma, la interrogación, el cuesito o cuestión; el imperativo, imprecativo, el blasfemativo, el hipotético, el apelativo y la cosa semejante al axioma. Axioma, pues, es lo que enunciamos de palabra; lo cual es verdadero o falso. Interrogación es cosa perfecta en sí misma como el axioma; pero pide respuesta, v.gr., ¿no es de día? Esto ni es verdadero ni falso; de suerte que este pronunciado de día es, es un axioma; pero el ¿no es de día? es interrogación. Cuesito o cuestión es cosa a que no podemos responder conjeturalmente, como en la interrogación que decimos sí; sino decir, v.gr., habita en este lugar.

49. El imperativo es cuando mandamos verbalmente alguna cosa, v.gr.:

Vete tú del Ínaco a las corrientes.

Apelativo es una cosa que, si alguno la dice, apela o llama, v.gr.:

Agamenón Atrida,
gloriosísimo rey de muchos hombres.

Cosa semejante al axioma es aquella que, teniendo ilación axiomática, por la redundancia o pasión de alguna partícula, cae fuera del género de los axiomas, v.gr.:

¡El Partenón es bello! Semejante
a los priamídas es este boyero.

Hay una cosa dudosa o cuestionable diversa del axioma, de la cual duda uno si la dice, v.gr.: ¿no son de un mismo género el dolor y la vida? No son verdaderas ni falsas las interrogaciones, las cuestiones y cosas afines o semejantes a éstas, puesto que los axiomas, o son verdaderos o falsos.

50. De los axiomas, unos son simples y otros no simples, como dicen Crisipo, Arquedemo, Atenodoro, Antípatro y Crinis. Son simples los que constan de una o de muchas expresiones no ambiguas, v.gr., de día es. No simples son los que constan de una o de muchas expresiones ambiguas: de una expresión ambigua, v.gr., si es de día: de muchas, v.gr., si es de día, hay luz. En los axiomas o expresiones simples se incluyen el enunciativo y el negativo; el privativo y predicativo; el definido y el indefinido. En los no simples van el conexo y el anexo; el conjunto y el separado; el causal y el que manifiesta lo más y el que lo menos (509). El negativo es cuando decimos, v.gr., no es de día. De éstos hay una especie llamada axiomas sobrenegativos, los cuales vienen a ser negativos de negativos, como quien dice: no es no de día, el cual pone que es de día. Axioma negativo es el que consta de una partícula negativa y de predicado, v.gr., nadie pasea. Privativo es el que consta de partícula privativa (510) y de cosa que tenga fuerza de axioma, v.gr., éste no es amigo de los hombres. El predicativo (511) es el que consta de caso recto y de predicado, v.gr., Dión pasea. El definido o expreso (512) es el que consta de caso recto demostrativo y de predicado, v.gr., éste pasea. Indefinido es el que consta de partícula o partículas indefinidas, v.gr., uno pasea; aquél se mueve.

51. De los axiomas no simples es conexo (como dice Crisipo en sus Dialécticos, y Diógenes en su Arte dialéctica) el que consta de la conjunción conjuntiva si. Esta conjunción denota que al antecedente se le sigue el consiguiente, v.gr., si es de día, hay luz. El axioma anexo es, como dice Crinis en su Arte dialéctica, el unido por la conjunción por cuanto, que empieza por axioma y por axioma termina, v.gr., por cuanto es de día, hay luz: en esta conjunción se anuncia que lo segundo se sigue de lo primero, y lo primero subsiste. El axioma conjunto es el unido por algunas conjunciones copulativas o unitivas, v.gr., es de día y hay luz. El separado es aquel a quien separa la conjunción o, v.gr., o es de día o es de noche. Esta conjunción anuncia que uno de los dos axiomas o expresiones es falso. El axioma causal es el copulado por el adverbio porque, v.gr., porque es de día hay luz; pues el primero es como causa del segundo. El axioma que manifiesta lo más es el que se compone o copula por el adverbio más o antes, el cual se pone entre las partes del mismo axioma, v.gr., antes, o más es de día que de noche. El axioma que manifiesta lo menos es el contrario al precedente, v.gr., menos, o antes es de noche que de día.

52. Además, entre los axiomas, los que son según verdad o falsedad son opuestos entre sí, y el uno es negativo del otro, v.gr., de día es, y de día no es. El axioma conjunto o conexo es verdadero o según la verdad cuando su terminante o término segundo es opuesto al antecedente, v.gr., si es de día, hay luz: esto es verdadero; pues el no luz contrapuesto al terminante repugna al antecedente de día es. Y será falso o según falsedad el axioma conjunto cuando su terminante opuesto no repugna al antecedente, v.gr., si es de día, Dión pasea; pues Dión no pasea no repugna al de día es. El anexo verdadero es el que, comenzando de lo verdadero, termina en el consecuente, v.gr., por cuanto es de día está el sol sobre la tierra. El falso es el que comienza de lo falso, o no termina en el consecuente, v.gr., por cuanto es de noche, Dión pasea, si esto se dice siendo de día. El causal verdadero es el que, comenzando de lo verdadero, termina en el consecuente, pero no tiene el principio consiguiente al terminante, v.gr., porque es de día hay luz; pues al de día es se sigue el hay luz, mas al hay luz no se sigue luego de día es. El causal falso es el que, o comienza de lo falso, o no termina en el consecuente, o tiene un antecedente no relativo al terminante, v.gr., por cuanto es de noche, Dión pasea.

53. Axioma probable es el que induce al asenso, v.gr., si la hembra ha parido algo, madre de ello es. No obstante, es esto falso; pues el ave no es madre del huevo. Hay también axiomas posibles e imposibles, necesarios y no necesarios. Es posible lo que puede admitirse como verdadero, si no hay cosas externas que le impidan el serlo, v.gr., vive Diocles. Imposible es lo que no puede admitirse como verdadero, v.gr., la tierra vuela. Necesario es aquello que, siendo verdadero, no es admisible como falso, o bien es admisible como falso, pero las circunstancias externas repugnan a que lo sea, v.gr., la virtud es útil. No necesario es lo que es verdadero y puede ser falso no estorbándolo las circunstancias, v.gr., pasea Dión. El axioma verosímil es el que tiene muchos argumentos o señas de ser verdadero, v.gr., viviremos mañana.

54. Hay además otras diferencias y mutaciones de axiomas cuyas incidencias, de verdaderos los vuelven falsos y opuestos, de los cuales hablaremos largamente. Raciocinio (513), según hallamos en los escritos de Crinis, es el que consta de un lema o de muchos, de la prolepsis y de la conclusión, v.gr., éste: Si es del día, hay luz; atqui, es de día: luego hay luz. El si es de día hay luz es el lema; atqui es de día, la prolepsis; y luego hay luz, la conclusión. El tropo o modo es como figura de raciocinio, v.gr., éste: Si existe A, también B; atqui, existe lo primero; luego también lo segundo. El logotropo es el que consta de ambas cosas, v.gr., Si vive Platón, respira Platón; es cierto lo primero: luego también lo segundo. El logotropo se introdujo en las composiciones de raciocinios largos, para no usar de prolepsis cuando era larga ni poner conclusión, sino inferir compendiosamente en esta forma: Existe A; luego también B.

55. De los raciocinios, unos no tienen salida, otros la tienen. No la tienen aquellos de quienes el opuesto de la conclusión repugna a la conexión de los lemas, v.gr., éstos: Si es de día, hay luz; atqui, hay luz; luego Dión pasea. De los raciocinios que tienen salida, unos se dicen homónimos a su mismo género, a saber, que tienen salida; otros se llaman silogísticos. Son silogísticos los que o no son demostrables, o conducen a cosas que no lo son según uno o muchos temas, v.gr., éstos: Si pasea Dión; luego se mueve Dión. Los que tienen salida son en especial los que concluyen o infieren no silogísticamente, v.gr., éstos: Es falso de día es, y de noche es; atqui es de día; luego no es de noche. Los raciocinios sin forma silogística son los afines o próximos probablemente a los silogísticos; pero no concluyen, v.gr., Si Dión es caballo, animal es Dión; no es caballo Dión; luego Dión no es animal.

56. También de los raciocinios o argumentos unos son verdaderos, otros falsos. Son verdaderos los que se infieren de cosas verdaderas, v.gr., Si la virtud aprovecha, el vicio daña. Son falsos los que tienen falsedad en sus lemas o premisas, o que no son concluyentes, v.gr., Si es de día, luz hay; atqui es de día: luego Dión vive. Hay asimismo argumentos o raciocinios posibles e imposibles, necesarios y no necesarios. También los hay indemostrados, llamados así porque no necesitan demostración. Hállanse muchos de éstos en otros autores; pero Crisipo sólo trae cinco, por los cuales se forma toda suerte de argumentos, y se reciben en los concluyentes, en los silogísticos y en los modales. El primer indemostrado es aquel por el cual del conjunto y antecedente se compone todo argumento, y de quien toma principio algún conjunto, y algún terminante concluyente, v.gr., Si A, también B; atqui A: luego también B. El segundo indemostrado es el que, por medio del conjunto y opuesto del terminante, tiene el opuesto del antecedente por conclusión, v.gr., Si es de día, luz hay; aquí es de noche: luego no es de día. Aquí se hace la prolepsis del opuesto terminante, y la conclusión del opuesto antecedente. El tercer indemostrado es el que, por medio de un complejo negativo y de una parte contenida en el complejo, infiere y concluye lo opuesto de lo demás, v.gr., No es muerto Platón; y Platón vive; atqui Platón es muerto: luego no vive Platón. El cuarto indemostrado es el que, por medio de proposición disyuntiva o una parte inclusa en ella, tiene por conclusión lo opuesto de lo demás, v.gr., O es lo primero, o lo segundo; atqui, es lo primero: luego no lo segundo. El quinto indemostrado es aquel en que todo argumento se compone de un disyuntivo y de una parte opuesta contenida en el disyuntivo, de lo cual infiere lo demás, v.gr., O es de día, o es de noche; no es de noche: luego es de día.

57. Según los estoicos, de lo verdadero se sigue cosa verdadera, v.gr.: De día es; luego hay luz. De lo falso se sigue cosa falsa, como si se dice falsamente de noche es, será también falso tinieblas hay. De lo falso se sigue lo verdadero, v.gr.: Vuela la tierra: luego hay tierra. Pero de lo verdadero no se sigue lo falso, pues de hay tierra no se sigue vuela la tierra.

58. Hay también algunas argucias capciosas, cubiertas, escondidas, sorites, cornutas y utidas (514). Las cubiertas son en esta forma: ¿No es cierto que dos son pocos?, ¿no lo son también tres?, ¿y no es cierto que si éstos son pocos, lo serán igualmente cuatro, ocho y hasta diez? Si; porque si dos son pocos, también lo son diez (515). El utides es una argucia conyuctiva compuesta de indefinido y definido, que tiene prolepsis y conclusión, v.gr.: Si alguno está aquí, ése no está en Rodas.

59. Éstas son las opiniones de los estoicos acerca de la lógica: y son principalmente de sentir que el dialéctico es siempre sabio, puesto que todas las cosas se disciernen por la especulación de las razones, tanto en orden a la física cuanto a la moral. Así, que al lógico pertenece el averiguar la rectitud de los nombres, sin embargo que no es de su inspección el indagar la causa por la que las leyes establecieron esta rectitud en las cosas. Siendo, pues, dos las ordinarias facultades que acompañan a la virtud, observa la una qué cosa sea cada ente, y la otra cómo se llame. En esta forma hablan de la lógica.

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