29. Las tarántulas

LO, ¡Esta es la guarida de la tarántula! ¿Quieres ver a la propia tarántula? Aquí cuelga su telaraña: tócala para que tiemble.

Ahí viene la tarántula de buena gana: ¡Bienvenida, tarántula! Negro en tu espalda es tu triángulo y tu símbolo; y sé también lo que hay en tu alma.La venganza está en tu alma: dondequiera que muerdes, surge la costra negra; ¡con la venganza, tu veneno marea el alma!

¡Así os hablo en parábola, vosotros que mareáis el alma, predicadores de la igualdad! ¡Tarantelas sois para mí, y secretamente vengativas!

Pero pronto sacaré a la luz tus escondrijos: por eso río en tu cara mi risa de la altura.

Por eso desgarro tu telaraña, para que tu rabia te haga salir de tu guarida de mentiras, y para que tu venganza salte de detrás de tu palabra "justicia".

Porque, que el hombre sea redimido de la venganza, es para mí el puente hacia la más alta esperanza, y un arco iris después de largas tormentas.

Sin embargo, las tarántulas lo tendrían de otro modo. "Que sea muy justo que el mundo se llene de las tormentas de nuestra venganza"- así hablan entre ellas.

"La venganza la usaremos, y el insulto, contra todos los que no son como nosotros"- así se comprometen los corazones de tarántula.

"Y 'Voluntad de Igualdad' - eso mismo será en adelante el nombre de la virtud; y contra todo lo que tiene poder levantaremos un clamor".

Vosotros, predicadores de la igualdad, el frenesí tirano de la impotencia clama así en vosotros por la "igualdad": ¡vuestras más secretas ansias tiranas se disfrazan así de palabras virtuosas!

El engreimiento y la envidia reprimida, tal vez el engreimiento y la envidia de tus padres: en ti estallan como llama y frenesí de venganza.

Lo que el padre ha escondido sale en el hijo; y muchas veces he encontrado en el hijo el secreto revelado del padre.

Se parecen a los inspirados: pero no es el corazón el que los inspira, sino la venganza. Y cuando se vuelven sutiles y fríos, no es el espíritu, sino la envidia, lo que los hace así.108 ASÍ HABLÓ ZARATUSTRA

Sus celos los llevan también a los caminos de los pensadores; y ésta es la señal de sus celos: siempre van demasiado lejos, de modo que su fatiga tiene que ir finalmente a dormir sobre la nieve. En todas sus lamentaciones suena la venganza, en todos sus elogios está la maleficenciag y ser udge les parece una bendición. Pero así os aconsejo, amigos míos: desconfiad de todos aquellos en los que el impulso de castigar es poderoso. Son gente de mala raza y linaje; de sus semblantes asoman el verdugo y el sabueso. Desconfía de todos los que hablan mucho de su justicia. En verdad, en sus almas no sólo falta la miel. Y cuando se llaman a sí mismos "los buenos y los justos", no olvides que para ser fariseos no les falta nada más que... ¡el poder! Amigos míos, no me mezclaré ni confundiré con otros. Hay quienes predican mi doctrina de la vida, y son al mismo tiempo predicadores de la igualdad, y tarántulas. El que hablen a favor de la vida, aunque estén sentados en su madriguera, estas arañas venenosas, y retirados de la vida, es porque con ello harían daño. Para aquellos que tienen el poder en el presente, porque con ellos la predicación de la muerte está todavía en casa. Si fuera de otra manera, entonces las tarántulas enseñarían a otros sabios: y ellos mismos eran antes los mejores calumniadores del mundo y quemadores de herejes. Con estos predicadores de la igualdad no me mezclaré ni me confundiré. Porque así me habla la justicia: "Los hombres no son iguales". V ¡Y tampoco llegarán a serlo! ¿Qué sería de mi amor

al Supervisor, si yo hablara de otra manera?

Por mil puentes y muelles se agolparán hacia el futuro, y siempre habrá más guerra y desigualdad entre ellos: ¡así me hace hablar mi gran amor!

Inventores de figuras y fantasmas serán en sus hostilidades; y con esas figuras y fantasmas lucharán aún entre sí la lucha suprema.

El bien y el mal, y el rico y el pobre, y el alto y el bajo, y todos los nombres de valores: ¡serán armas y señales sonoras de que la vida debe superarse a sí misma una y otra vez!

En lo alto se construirá con columnas y escaleras; la vida misma mirará hacia las distancias remotas, y hacia las bellezas dichosas; ¡por eso requiere elevación!

Y porque requiere elevación, por lo tanto requiere escalones, y variedad de escalones y escaladores. Para elevarse se esfuerza la vida, y al elevarse se supera a sí misma.

¡Y contemplen, amigos míos! Aquí, donde está la guarida de la tarántula, se alzan las ruinas de un antiguo templo... ¡contempladlo con ojos iluminados!

Aquel que aquí alzaba sus pensamientos en piedra, sabía tan bien como los más sabios sobre el secreto de la vida.

Que hay lucha y desigualdad incluso en la belleza, y guerra por el poder y la supremacía: eso nos enseña aquí en la parábola más clara.

Cómo contrastan aquí divinamente la bóveda y el arco en la lucha: cómo con la luz y la sombra luchan el uno contra el otro, los divinamente esforzados.-

Así, firmes y hermosos, seamos también enemigos, amigos míos. ¡Divinamente lucharemos el uno contra el otro!-

¡Ay! Allí me ha mordido la tarántula, mi vieja enemiga. ¡Divinamente firme y hermosa, me ha mordido en el dedo!

"Castigo debe haber, y justicia"- así lo piensa: "¡no gratuitamente cantará aquí canciones en honor de la enemistad!"

Sí, se ha vengado. ¡Y, ¡ay! ahora hará que mi alma también se maree con la venganza!

Sin embargo, para que no me maree, atadme a esta columna, amigos míos. ¡Prefiero ser un santo pilar que un torbellino de venganza!

Ningún ciclón o torbellino es Zaratustra; y si es un bailarín, no es en absoluto un bailarín de tarántulas.

 

Así habló Zaratustra.

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