Ahí está la barca, ahí va, tal vez a la inmensa nada, pero ¿quién quiere entrar en ese "tal vez"?
¡Ninguno de vosotros quiere entrar en el barco de la muerte! ¡Cómo vais a ser entonces los cansados del mundo!
¡Cansados del mundo!Y ni siquiera se han retirado de la! ¡Ansioso te encontré por la tierra, amoroso aún de tu propio cansancio de la tierra!
No en vano tu labio cuelga: ¡un pequeño deseo mundano aún se asienta en él! ¿Y en tus ojos no flota una pequeña nube de dicha terrenal no olvidada?
Hay en la tierra muchas invenciones buenas, algunas útiles, otras agradables: por ellas debe ser amada la tierra.
Y hay muchos inventos tan buenos, que son como los pechos de las mujeres: útiles al mismo tiempo, y agradables.
Sin embargo, ¡ustedes, cansados del mundo! ¡Ustedes, los que no saben nada de la tierra! ¡Ustedes, serán golpeados con rayas! Con rayas se os hará de nuevo miembros vivaces.
Porque si no sois inválidos, o criaturas decrépitas, de las que la tierra está cansada, entonces sois perezosos astutos, o delicados y furtivos gatos de placer. Y si no volvéis a correr alegremente, ¡entonces pasaréis!
Al incurable no hay que buscarle médico: así enseña Zaratustra:- ¡así pasarás!
Pero se necesita más valor para hacer un final que para hacer un nuevo verso: eso lo saben bien todos los médicos y los poetas.-