20.

Oh, hermanos míos, ¿soy entonces cruel? Pero yo digo: ¡Lo que cae, que uno también empuje!

Todo lo de hoy se cae, se descompone; ¡quién lo conservaría! Pero yo... ¡también deseo empujarla!

¿Conoces la delicia que hace rodar las piedras en las profundidades precipitadas? - Esos hombres de hoy, ¡vean cómo ruedan en mis profundidades!

¡Un preludio soy para mejores jugadores, oh hermanos míos! ¡Un ejemplo! ¡Haced según mi ejemplo!

Y a quien no le enseñes a volar, enséñale, te lo ruego, a caer más rápido.

 

Share on Twitter Share on Facebook