Hay una vieja ilusión: se llama el bien y el mal. Alrededor de adivinos y astrólogos ha girado hasta ahora la órbita de esta ilusión.
Alguna vez se creyó en adivinos y astrólogos; y por eso se creyó: "Todo es destino: ¡debes, porque debes!"
También se desconfiaba de todos los adivinos y astrólogos; y por eso se creía: "Todo es libertad: ¡puedes, porque quieres!"
Oh, hermanos míos, en lo que respecta a las estrellas y al futurohasta ahora sólo ha habido ilusión, y no conocimiento; y por lo tanto, en lo que respecta al bien y al mal, hasta ahora sólo ha habido ilusión y no conocimiento