3.

En el aire límpido de la tarde,

A qué hora el rocío se calma

Por el chaparrón de tierra,

Invisiblemente y sin ser escuchado

Para el desgaste de los zapatos tiernos

Los rocíos calmantes, como todo lo que es amable- gentil-:

Piensa en ti entonces, piensa en ti, corazón ardiente,

Cómo una vez tuviste sed

Por las bondadosas lágrimas del cielo y las gotas de rocío,

Todo chamuscado y cansado sediento,

Qué tiempo en los caminos de hierba amarilla

Miradas malvadas, occidentales y soleadas

A través de los sombríos árboles que te rodean,

¿Miradas de sol cegadoras, alegres?

"¿De verdad el cortejador? ¿Tú?", se burlaron.

"¡No! ¡Sólo poeta!

Un bruto insidioso, saqueador, arrastrado,

Que hay que mentir,

Que a sabiendas, voluntariamente, debes mentir:

Por la lujuria del botín,

Motley enmascarado,

Auto-oculto, envuelto,

Él mismo su botín-

¿Él... de verdad el cortejador?

¡No! ¡Mero tonto! ¡Mero poeta!

Sólo se trata de un discurso abigarrado,

De la máscara del tonto gritando confusamente,

Circunvalación en puentes de palabras fabricados,

En los abigarrados arcos iris,

Entre los espurios celestiales,

Y espurios terrestres,

Alrededor de nosotros vagando, alrededor de nosotros volando,-

¡Mero tonto! ¡Mero poeta!

 

¿Él... de verdad el cortejador?

No está quieto, rígido, suave y frío,

Conviértete en una imagen,

Una estatua divina,

Colóquese frente a los templos,

Como un guardián de la puerta de Dios:

¡No! hostil a todos esos estados de la verdad,

En todos los desiertos más caseros que en los templos,

Con un desenfreno gatuno,

A través de cada ventana saltando

Rápidamente en las oportunidades,

Cada bosque silvestre olfateando
Con avidez, olfateando,
Que tú, en los bosques silvestres,
'Mong las criaturas feroces de manchas abigarradas,
Deberías vagar, con sonido pecaminoso y de color fino,
Con labios anhelantes chasqueando,
Benditamente burlón, benditamente infernal, benditamente sediento de sangre,





Robando, merodeando, mintiendo:


O a las águilas que, fijamente,
Miran largamente hacia el precipicio,







Bajansu precipicio:--
¡Oh, cómo se arremolinan ahora,
Por debajo, por ahí,





A una profundidad cada vez más profunda arremolinándose!
Entonces,
Repentinamente,
Con la puntería correcta,
Con el vuelo tembloroso,


Sobrelos corderos abalanzándose,
Descendiendo de cabeza, dolorosamente hambrientos,
Por los corderos anhelando,
Fieros contra todos los espíritus de cordero,
Furiosos-fieros todos los que se ven
¡Como ovejas, o con ojos de cordero, o crispados,






-Gris, con bondad de cordero!


Incluso así,
Como un águila, como una pantera,
Son los deseos del poeta,






Sontus propios deseos bajo mil disfraces.

¡Tonta! ¡Poeta!

Tú que toda la humanidad vio-

Así que Dios, como oveja-:

El Dios que se desgarra dentro de la humanidad,

Como las ovejas en la humanidad,

Y en la risa desgarradora-

 

¡Eso, eso es tu propia bendición!

De una pantera y un águila - ¡bendición!

De un poeta y un tonto... ¡la bendición!

 

En el aire límpido de la tarde,

A qué hora la hoz de la luna,

Verde, entre los resplandores púrpura,

Y celoso, roba:

-De día el enemigo,

Con cada paso en secreto,

Las hamacas-guirnaldas rosas

Bajando, hasta que se han hundido

Abajo en la noche, descolorido, abajo en la noche:-

 

Así me había hundido un día

De mi propia verdad-insanidad,

De mis propias y fervorosas jornadas,

De día, temeroso, enfermo de sol,

-Hundido hacia abajo, hacia la derecha, hacia la sombra:

Por una sola verdad

Todo quemado y sediento:

-Piensa en ti todavía, piensa en ti, corazón ardiente,

¿Cómo es que tienes sed?

Que debería prohibir ser

¡De toda la verdad!

¡Mero tonto! ¡Mero poeta!

 

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