Vosotros, hombres superiores, ¿qué pensáis? ¿Soy un adivino? ¿O un soñador? ¿O un borracho? ¿O un lector de sueños? ¿O una campana de medianoche?
¿O una gota de rocío? ¿O un humo y una fragancia de eternidad? ¿No lo oyes? ¿No lo hueles? Justo ahora mi mundo se ha vuelto perfecto, la medianoche es también el mediodía,-
El dolor es también una alegría, la maldición es también una bendición, la noche es también un sol, ¡vete! o aprenderás que un sabio es también un tonto.
¿Habéis dicho alguna vez que sí a una alegría? Oh, amigos míos, entonces habéis dicho también que sí a todas las penas. Todas las cosas están enlazadas, aliadas y enamoradas.
-Deseo de que alguna vez vengas dos veces; te dije alguna vez: "¡Me complaces, felicidad! ¡Instante! Momento!" y luego quiso que volvierais otra vez!
-Todo nuevo, todo eterno, todo enlazado, animado y enamorado, Oh, entonces amaste al mundo,-
-Vosotros, los eternos, lo amáis eternamente y para siempre: y también a la aflicción decís: ¡Anda! Id! pero volved! Por las alegrías que todos quieren: ¡la eternidad!