Preparativos de combate y esperanzas de triunfo
Con estas premisas, fácil es romprender en qué pié quedarían las relaciones de ambas jóvenes.
Al penetrar en su casa, rotos los diques de su pena, agolpáronse á los ojos de Marciana, llenos de un brillo extraño, las lágrimas de pena y de despecho por tanto tiempo contenidas. Apenas saludó á su madre, y fue de seguida á su habitación, donde pudo abandonarse á sus pesares. La joven, que amaba á Rodolfo y que se creía amada por él, no veia sin padecimientos la dicha de su amiga, de esa Elena tan amada, que la suerte convertía en su rival.
Examinábase y no se encontraba más indigna que otra á la felicidad por tantos años ambicionada en lo más íntimo de su corazón, felicidad que se desvanecía en el punto en que la creyera más segura justamente cuando Rodolfo habíale jurado amarla apasionada, locamente, sin que nunca hubiese término para su amor.
Y entre tanto, en la soledad, dando curso á estos pensamientos, abandonándose á lo que sentía, miraha con dolor sus ilusiones desvanecidas, sus esperanzas bien lejos de realizarse, su amor burlado, despreciado.
Y exclamaba con lágrimas de rábia:
- ¡Oh! vida horrible! ..... No hace mucho que aquí, de rodillas, me juraba amor eterno, inextinguible... ¡Y ahora! .... Dice ella, que van á casarse; que va á unirse con ella, olvidándome; que vá á matarme; conscientemente, sin hesitaciones, sin lástima.... ¡Y yo que creía todas sus palabras, que me miraba en sus ojos, que me imajinaba dichosa con su cariño, pensando que nunca acabaría nuestro idílio mentido .... Y me olvida, y va á repetir á otra las palabras que me ha dicho, á mí que me pertenecen ..... y ella le cree, ella confia en él, ella es la que va á casarse! ... Pero, si él no la quiere, si no la querrá nunca, si la engaña miserablemente... ¿Que méritos tiene ella más que yo, para ser la preferida? ¿Es mas hermosa? ¿es más inteligente? ¿es más amante? ¿lo es? ... No ¡es mas rica!! ..... ¡Mas rica! ¿Sólo los ricos tienen derecho á la felicidad? También lo tenemos nosotros, también para nosotros brilla el sol! ..... Pero esto no puede ser; él, tan hermoso, tan digno, tan noble ¿sería capaz de venderse de olvidarse de todo por un puñado de dinero? ¡Los hombres! ¡Qué indignos los hubiera criado Dios, si todos fueran así! ¡Qué ruín creación para un ser omnipotente!....
Hizo una pausa: pensaba en Rodolfo, y se proponía, casi sin darse cuenta de ello, volverlo á su amor.
- Juraba que me quería .... quizá me quiere aun ... ¿Si yo probara? ¿si tratara de que volviese á mi? ... ¡Sí! ¡probemos! ....
La esperanza de vencer la sonreía, y halló fuerzas suficientes para secar sus lágrimas. Sus últimas palabras fueron una amenaza dirigida á Elena, á su amiga, antes tan querida.
- ¡Oh! que ella tenga cuidado! ¡No sea que su dicha se desvanezca aun antes de haber tomado forma! ¡Qué tenga cuidado, pues pueden quedar fallidas sus esperanzas en cuánto comience el combate!.... ¡Oh! venceré, yo venceré!....
Y ya enteramente tranquila fué á reunirse con su madre, con quien conversó de mil futilezas, aparentemente con la misma alegría que en otras épocas, cuando creía suyo un porvenir color de rosa.
Aquella noche durmióse descuidada, y soñó con que su rival caía bajo sus golpes, y que Rodolfo le pertenecía por derecho de conquista.
Al dia siguiente fué cuando se rompieron las hostilidades.