V

¿triunfo ó derrota?


Las cosas sucedieron como estaba convenido.

Marciana salió, tomóse del brazo de Rodolfo, y se alejó de su casa.

Tres horas después, cuando comenzaba ya á sentirse en la ciudad ese lijero murmullo que anuncia su despertar, Marciana volvia de su expedición, del brazo del afortunado galán, que la dejó en la puerta.

La joven habia obtenido algo: un juramento de eterna constancia, acompañado por el de que Rodolfo se habia de casar con ella, burlando las esperanzas de su novia.

- ¡He vencido! exclamó la inocente, luego que, temblorosa, hubo llegado á su cuarto sin que nadie la oyese. Acostóse en su lecho casto aun, que á su contacto perdió la virginidad, y permaneció lo que restaba de la noche sin poder conciliar el sueño.

- ¡El triunfo es mio! decía. Elena ha sido derrotada... ya no tengo qué temer.

¡Y ni por un instante, la acometió el pensamiento de que todo aquello fuese un engaño!

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