37

En la fortaleza de Ceno vinieron a las manos de Pompeyo los papeles reservados de Mitridates, y los examinó con gusto, porque le daban a conocer de modo muy decisivo sus costumbres. Eran sus libros de memoria, y en ellos descubrió que había dado muerte con hierbas, además de otros varios, a su hijo Ariarates, y a Alceo de Sardes, porque en una carrera de caballos le sacó ventajas. Contenían también explicaciones de ensueños, unos que él mismo había tenido, y otros que eran de sus mujeres, y cartas poco decentes de Mónima al mismo Mitridates y de éste a aquella. Teófanes refiere haberse encontrado asimismo un discurso de Rutilio, en que le excitaba a acabar con los Romanos que había en el Asia; pero los más conjeturan, con razón, haber sido esta especie una maligna invención de Teófanes, que quizá aborrecía a Rutilio por no serle en nada parecido, o acaso también a causa de Pompeyo, a cuyo padre pinta Rutilio como hombre del todo perverso en sus historias.

Share on Twitter Share on Facebook