Colocan todos los demás esta retirada de Pompeyo entre las más delicadas operaciones militares; pero César mostró maravillarse de que, ocupando una ciudad fuerte, esperando las tropas de la España y siendo dueño del mar, desmantelase y abandonase la Italia. El mismo Cicerón le reprende de que hubiese preferido el método de defensa de Temístocles al de Pericles, cuando las circunstancias eran semejantes a las de éste, y no a las de aquél. Como quiera, en las obras manifestó César que temía mucho la dilación y el tiempo, pues habiendo tomado cautivo a Numerio, amigo de Pompeyo, lo envió a Brindis a tratar de paz con equitativas condiciones; pero Numerio se embarcó con Pompeyo. En consecuencia de estos sucesos, habiéndose hecho César dueño de toda Italia en solos sesenta días, sin haber derramado una gota de sangre, su primera determinación fue ir en seguimiento de Pompeyo; pero faltándole las embarcaciones, convirtió su atención y su marcha a la España para ver de incorporar a las suyas aquellas tropas.