Tolomeo el de Chipre, por dicha particular de Catón, se quitó a sí mismo la vida con hierbas; y diciéndose ser muy cuantiosos los intereses que había dejado, si bien determinó marchar en persona a la restitución de los Bizantinos, a Chipre envió a su sobrino Bruto, no teniendo en Canidio bastante confianza. Mas, verificado que hubo la reconciliación de los desterrados y restablecido la concordia en Bizancio, entonces navegó para Chipre. Era grande y propiamente real la riqueza que había quedado en vajillas, mesas, pedrería y ropas de púrpura, y habiendo de venderse para reducirse a dinero, quería estar sobre todo, hacerlo todo subir al precio más alto, no dejar de intervenir en nada y llevar por sí la cuenta más exacta, sin fiar nada a las costumbres de los de la plaza, y antes mirando con sospecha a todos los dependientes,pregoneros, prepósitos de la subasta y aun a los amigos. Finalmente, hablando en particular a los postores y animando a cada uno de esta manera, vendió la mayor parte de los efectos; con lo que disgustó a los demás amigos, visto que no hacía confianza de ellos; y en el más íntimo de todos, que era Munacio, encendió un encono casi implacable; tanto, que César, para escribir un libro contra Catón, fue esta parte la que le dio materia abundante para sus amargas invectivas.