No arrostró Domicio el peligro, sino que se retiró a casa, y con esto fueron elegidos cónsules Pompeyo y Craso; mas Catón no se dio a partido, sino que se presentó a pedir la pretura, queriendo tener un apoyo para las contiendas con aquellos, y hacer frente a losmagistrados, no siendo un mero particular. Temiéronlo aquellos, y también el que la pretura servida por Catón competiría con el consulado; así, lo primero que hicieron fue congregar el Senado repentinamente y sin noticia de muchos, e hicieron decretar que los que fueran elegidos pretores al instante entraran en ejercicio, y no aguardaran al tiempo señalado por la ley dentro del que han de intentarse las causas contra los que sobornan al pueblo. Después, preparado ya por este decreto que quedaran libres de responsabilidad, promovieron a la pretura a sus dependientes y amigos, dando ellos el dinero y presenciando por sí las votaciones. Sin embargo, a todo esto se sobreponía la virtud y la gloria de Catón, de tal manera que muchos de vergüenza reputaban por cosa terrible hacer traición a Catón con sus votos, siendo un hombre a quien la república debería comprar para pretor; y como la primera tribu llamada a votar lo hubiese ya nombrado, de repente salió Pompeyo con la ficción de que se había oído un trueno, y disolvió vergonzosamente la junta, porque lo tenían a mal agüero, y nada acostumbraban a establecer cuando había estas señales del cielo. Tuvieron, pues, tiempo para emplear más medios de corrupción, y alejando del campo a los mejores ciudadanos, hicieron que a la fuerza fuese preferido Vatinio a Catón. Dícese que, visto esto, los que habían dado sus votos con ilegalidad e injusticia al punto se marcharon a manera de fugitivos; y que, formando junta un tribuno con los demás que habían quedado, y que manifestaban su indignación, se presentó Catón en ella, y como si fuera inspirado de un dios, les predijo los males que iban a venir sobre la república, e inflamó a los ciudadanos contra Pompeyo y Craso, a quienes no podía menos de remorder la conciencia sobre tales atentados; y, así era que en su modo de conducirse acreditaban cuanto temían que si Catón era nombrado pretor había de acabar con ellos. Finalmente, al retirarse a casa le acompañó mucho mayor gentío que a todos los pretores juntos.