En la decisión y atrevimiento para las innovaciones hubo grandísima diferencia: porque las medidas de gobierno de uno fueron construir caminos y fundar ciudades; y lo que pidió más arrojo en Tiberio fue el haber salvado los campos públicos, y en Gayo el haber alterado la forma de los juicios con aquellos trescientos del orden ecuestre que agregó a los senadores; pero la reforma de Agis y Cleómenes, para quienes el ir remediando y reparando los desórdenes por partes y poco a poco no era mas que cortar la cabeza de la hidra, según la sentencia de Platón, indujo en la administración de la república una mudanza capaz de hacer desaparecer de una vez todos los males, aunque quizá se dirá con más verdad que destruyendo una mudanza que había sido la causa de todos los males redujo y restituyó la república a su propia y primitiva forma. Podría también decirse que las novedades de los Gracos encontraron repugnancia en los Romanos de mayor autoridad y poder, mientras las intentadas por Agis y llevadas a efecto por Cleómenes tenían por fundamento el ejemplo más recomendable y más insigne en las retras o leyes patrias sobre la sobriedad y la igualdad, aprobadas una por Licurgo y otras por Apolo; pero lo de mayor consideración es que Roma, con las disposiciones de aquellos nada adelantó en su grandeza sobre lo que ya tenía, siendo así que con las novedades introducidas por Cleómenes vio la Grecia al cabo de poco tiempo que Esparta dominó en el Peloponeso, y lidió con los que tenían entonces el mayor poder el más glorioso de todos los combates, que es el que se sostiene por la superioridad; cuyo fin era que, libre la Grecia de las armas de los Ilirios y Etolios, fuera otra vez regida por los Heraclidas.