Sus primeros pasos en los negocios públicos los dio durante la guerra de Focis, como lo dice él mismo y se puede colegir de sus oraciones filípicas; pues aunque algunos son posteriores a los sucesos de esta guerra, las más antiguas tocaron en ellos. Lo cierto es que la oración relativa a la acusación de Midias la ordenó y dispuso cuando tenía treinta y dos años, y no gozaba todavía ni de poder ni de opinión en el gobierno; por lo mismo, temeroso del éxito, a lo que yo entiendo, transigió por dinero en aquella persecución: Porque no era de ánimo benigno, ni de condición blanda y mesurada, sino ardiente y violento en sus venganzas; pero viendo que no era empresa ligera y fácil oprimir a un hombre atrincherado con riqueza y con amigos, cedió a los que por él intercedieron, pues las tres mil dracmas por sí mismas no parece que hubieran sido suficientes a embotar la cólera de Demóstenes si hubiera tenido esperanza de quedar superior. Mas tomando para las cosas de gobierno la ocasión más bella que podía ofrecerse, como era la de defender la causa de los griegos contra Filipo, y contendiendo en ella dignamente, al punto adquirió fama, y se hizo espectable por sus oraciones y su noble libertad, hasta el punto de ser admirado en la Grecia, obsequiado por el gran rey y tenido en consideración por Filipo sobre todos los demás que hablaban al pueblo, reconociendo hasta sus contrarios que tenían que lidiar con un hombre de grande opinión, como acusándole lo expresaron Esquines e Hiperides.