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Aristón dice que tomó el veneno de la caña, como hemos sentado; pero un tal Papo, cuya historia copió Hermipo, escribe que el caer junto al ara, en el cuaderno se encontró escrito este principio de una carta: “Demóstenes a Antípatro”, y nada más; y que maravillándose todos de una muerte tan súbita, habían referido los Tracios que estaban a la puerta que tomando el veneno de un trapo, lo puso en la mano, lo acercó a la boca y lo tragó, creyendo ellos que era oro lo que había tragado, y la sirviente que le asistía, preguntada por Arquias, respondió que hacía tiempo llevaba Demóstenes consigo aquel atado como un amuleto o preservativo. Mas el mismo Eratóstenes dice que tenía guardado el veneno en una cajita que servía de guarnición a un brazalete de que usaba. No hay necesidad de seguir las demás variaciones que se hallan en los autores que han escrito de él, que son muchos, y sólo se advertirá que Demócares, deudo de Demóstenes, es de sentir que éste no murió de veneno, sino que por amor y providencia de los dioses fue arrebatado a la crueldad de los Macedonios con una muerte repentina y exenta de dolores. Murió el día 16 del mes Pianepsión, que es el más lúgubre de los de la fiesta de Méter, en el que las mujeres ayunan en honor de la diosa sin salir de su templo. Túvole al cabo de poco tiempo el pueblo de Atenas en el honor debido, erigiéndole una estatua de bronce y decretando que al de más edad de su familia se le mantuviese a expensas públicas en el Pritaneo, e hizo grabar en el pedestal de la estatua aquella inscripción tan sabida: Si hubiera en ti, Demóstenes, podido el valor competir con el ingenio, no habría el Macedón mandado en Grecia. porque los que dicen que el mismo Demóstenes la compuso en Calauria, cuando iba a tomar el veneno, deliran completamente.

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