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Dícese que esos siete sabios se reunieron todos en Delfos, y segunda vez en Corinto, preparándoles Periandro una conferencia y un convite. Pero lo que les ganó más respeto y fama fue el rodeo del trípode; esto es, aquella vuelta que dio por todos, como por una especie de disputa muy honrosa: porque unos de la isla de Cos, según se dice, al sacar del mar la red, vendieron a unos forasteros de Mileto aquel lance, que todavía era incierto, y en él sacaron un trípode de oro, que era fama haber arrojado allí Helena cuando volvió de Troya, trayendo a la memoria cierto oráculo. Al principio, los forasteros y los pescadores vinieron a las manos disputándose el trípode; pero después las mismas ciudades hicieron suya la contienda, que paró en una guerra. Cortóla la Pitia, respondiendo a unos y otros que se diese el trípode al más sabio. Fue enviado en primer lugar a Tales de Mileto, regalando los de Cos muy de su grado a un Milesio con aquello mismo por lo que poco antes con todos los Milesios juntos habían peleado; pero Tales tuvo por más sabio a Bías, y el trípode pasó a él; de éste pasó a otro más sabio, y de este modo, haciendo un círculo, volvió a parar en Tales, hasta que por fin, remitido de Mileto a Tebas, fue consagrado a Apolo Ismenio. Teofrasto refiere que fue a Priene adonde primero se envió el trípode a Bías; después a Mileto, remitiéndoselo Bías a Tales, y después, pasando por todos, había vuelto a Bías, y últimamente se había llevado a Delfos. Así corre esta relación entre los más, con sola la diferencia de que en lugar del trípode unos dicen que el presente era una copa remitida por Creso, y otros que era un vaso que con este objeto había dejado Baticles.

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