El usar en las causas de estos dichos mordaces y picantes contra los enemigos y contrarios, pasa por parte de la oratoria; pero el ofender a cuantos se le presentaban por parecer chistoso, le hizo odioso a muchos. A Marco Aquilio, que tenía dos yernos desterrados, le llamaba Adrasto. Siendo censor Lucio Cota, que era notado de gustar demasiado del vino, pedía Cicerón el Consulado, y habiéndole dado sed en la plaza, como se le pusiesen alrededor los amigos mientras bebía, “Tenéis razón en temer- les dijo-, no sea que el censor se vuelva contra mí si ve que bebo agua”. Encontrándose con Voconio, que iba acompañando tres hijas muy feas, le aplicó este verso: Contrario tuvo a Febo éste al ser padre. Había contra Marco Gelio la opinión de que no era hijo de padres libres, y como en el Senado se esforzase a leer con una voz muy alta y muy clara, “No os admiréis- dijo-, porque es de los que pregonan”. Cuando Fausto, hijo de Sila el tirano, que proscribió a muchos a muerte, oprimido de sus deudas por haber malgastado su hacienda, publicó la lista de sus bienes, “Más me gusta esta lista- dijo Cicerón- que las de su padre”.