4

De que Demetrio era también al principio, por carácter, humano y nacido para la amistad, se puede dar esta prueba. Mitridates, el hijo de Ariobarzanes, era por la edad su amigo y compañero, y prestaba a Antígono los respetos debidos, porque ni era malo ni lo parecía; mas por un ensueño se le hizo a Antígono sospechoso. Parecióle a éste que recorriendo un grande y hermoso campo lo sembraba de polvos de oro, que al principio había nacido una mies do oro y que volviendo de allí a poco ya no vio más que la caña cortada. Afligido y apesadumbrado con el suceso, parecióle asimismo oír una voz que le decía que Mitridates marchaba al Ponto Euxino, después de haber segado la mies de oro. Dióle mucho en qué pensar esta visión, y recibiendo juramento al hijo de que callaría, se la manifestó, y también la decidida resolución en que estaba de deshacerse de Mitridates dándole muerte. Al oírlo recibió gran pesar Demetrio, y yéndole a buscar aquel joven para usar de recreación, como lo tenía de costumbre, no se atrevió a hablarle palabra ni dar indicio ninguno con la voz a causa del juramento, pero apartándole un poco de los otros amigos, luego que estuvieron solos, escribió en la tierra, viéndolo él, con la punta de la lanza: “Huye, Mitridates.” Entendiólo éste, y habiendo partido en aquella misma noche para la Capadocia, el hado dio en breve cumplida a Antígono la visión que había tenido acerca de él, porque se apoderó de una hermosa y dilatada región, y dio origen a una nueva línea de reyes del Ponto, extinguida a la octava generación por los romanos. Estas son las pruebas que hay de la excelente disposición de Demetrio a la humanidad y a la justicia.

Share on Twitter Share on Facebook