12

Pues aún hubo otros decretos más calientes que el fuego, para valerme de la expresión de Aristófanes. Porque escribió otro adulador, excediendo en impudencia a Estrátocles: que se recibiese a Demetrio cuantas veces fuese a Atenas con las mismas ceremonias que a Deméter y Baco, y al que se aventajara en brillantez y esplendor en este recibimiento se le diera dinero del Erario público para una ofrenda. Finalmente, que el mes de Muniquión se llamara Demetrión; el último día del mismo mes, Demetríadi, y que a las fiestas llamadas Bacanales se les mudara el nombre en el de Demetrias. Contra las más de estas cosas hubo portentos de parte de los dioses; porque el peplo en que, conforme al decreto, con Zeus y Atena habían sido tejidos Demetrio y Antígono, siendo llevado en procesión por el Ceramico, se rasgó por medio con una lluvia borrascosa que cayó. Junto a sus aras nació en derredor mucha cicuta, siendo así que por lo común no la produce aquel sitio. En el día en que se celebraban los Bacanales tuvieron que suspender la pompa por haber sobrevenido grandes hielos fuera de tiempo; y habiendo caído una grande escarcha, no sólo quemó el frío todas las vides y las higueras, sino que hizo mucho daño en los trigos, que estaban aún en hierba; con ocasión de lo cual Filípides, que era enemigo de Estrátocles, dijo en una comedia que él era Por quien las viñas abrasó la escarcha y por cuya impiedad se rasgó el peplo, dados a hombres los divinos cultos: esto, y no la comedia, arruina al pueblo. Era Filípides amigo de Lisímaco, y por él recibió el pueblo algunos beneficios de este monarca, para quien parece que era de buen agüero el que se le presentase Filípides o él lo viese cuando había de emprender alguna cosa de importancia en paz o en guerra. Por otra parte, era hombre bien visto, nada entremetido y que nada tenía de la oficiosidad palaciega. Hacíale un día agasajos Lisímaco, y preguntándole: “¿Cuál de mis cosas te entregaré ¡oh Filípides?” “Lo que quieras ¡oh rey!- le respondió-, como no sea un secreto”. De intento, pues, hemos contrapuesto éste a aquel; al demagogo, y que lo lucía en la tribuna, este otro cómico y de la escena.

Share on Twitter Share on Facebook