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Mientras reposaba entonces en Atenas, tomó por mujer a la viuda Eurídice, que era descendiente del antiguo Milcíades, y que habiendo estado casada con Ofeltas, príncipe de Cirene, después de su muerte se había restituido a Atenas; los Atenienses miraron este casamiento como una merced y un honor dispensados a su ciudad. Era naturalmente Demetrio muy fácil en concertar matrimonios, estando enlazado a un tiempo con muchas mujeres, entre las que tenía el primer lugar y dignidad File, ya por su padre Antípatro, y ya también por haber estado antes casada con Crátero, que de los sucesores de Alejandro era el que mayor deseo de sí había dejado a los Macedonios. Parece que siendo todavía Demetrio muy joven le persuadió el padre que tomara a ésta en matrimonio, aunque le excedía en edad; y como no se mostrase muy dispuesto a ejecutarlo, se dice haberle recitado al oído esta máxima de Eurípides: Allí do está el provecho es de casarse, aunque haya de ceder naturaleza, sustituyendo de repente una voz de la misma terminación a aquella con que concluía el verso. A pesar de lo dicho, el honor y estimación en que Demetrio tenía a File y a sus demás mujeres era de tal calidad, que con el mayor descaro trataba con rameras y con mujeres libres, siendo entre los reyes el que peor opinión tenía en punto a esta clase de placeres.

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