Llamóle el padre para hacer la guerra a Tolomeo por la isla de Chipre, y era preciso obedecer; pero incomodado de haber de dejar la guerra por la libertad de la Grecia, que era más ilustre y gloriosa, envió antes mensajeros a Cleónides, general de Tolomeo, que tenía guarnición en Sicione y Corinto, ofreciéndole grandes sumas por que dejase libres estas ciudades. No admitió éste la proposición, por lo que tuvo que darse a la vela sin dilación. Con su ejército dirigióse a Chipre, donde trabando batalla con Menelao, hermano de Tolomeo, al punto le venció; pero sobreviniendo el mismo Tolomeo con grandes fuerzas de tierra y de mar, se amenazaron y hablaron mutuamente con arrogancia, intimando Tolomeo a Demetrio que se retirara antes que, reunidas todas sus fuerzas, fuera hollado por ellas, y diciendo Demetrio que le dejaría ir en paz si convenía en retirar la guarnición de Sicione y Corinto. No sólo para ellos era de grande expectación esta contienda, sino que la duda o incertidumbre tenía pendientes a todos los príncipes, porque la victoria iba a dar al que quedara superior, no Chipre y la Siria, sino el ser inmediatamente el de mayor poder entre todos.